jueves, 29 de septiembre de 2011

CANCION AMOR DE LOS AMORES

CANCION LEVANTO MIS MANOS

CANCION SI HOY ESCUCHAIS SU VOZ ... KIKO ARGUELLO


LETRA CANCION ORACION
Sal 95 (94)
S. SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ |
| (Bis A)
NO ENDUREZCÁIS EL CORAZÓN. |



S. Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la roca que nos salva;

vayamos a Él dándole gracias,

aclamándolo con cantos y salmos.



A. SI HOY ...



S. Porque el Señor es un Dios grande,

más grande que todos los dioses;

suyo es el mar, suya es la tierra,

son suyas las cimas de los montes.



A. SI HOY ...


S. Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor Creador nuestro.

Porque Él es nuestro Dios y nosotros su pueblo,

somos su rebaño, las ovejas que Él conduce.



A. SI HOY ...



S. ¡Ojalá!, ¡Ojalá escuchéis hoy su voz

y no endurezcáis el corazón!

como en Meriba,

como el día de Masá en el desierto,

donde vuestros padres

dudaron de mí,

aunque habían visto mis obras

me obligaron a hacer su voluntad.



Durante cuarenta años

me disgustó aquella generación.

Y dije:

"Éste es un pueblo de corazón extraviado,

no quiere conocer mis caminos,

por eso no entrarán en mi descanso."

SAN RAFAEL ARCANGEL Y TOBIAS

LOS ANGELES COMPAÑEROS DE VIAJE

                         Los ángeles, compañeros de viaje

Los ángeles ven continuamente el rostro de Dios, pero también ven el nuestro. Se necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es.  
Los ángeles son mensajeros de Dios. Se encargan de cuidarnos aquí en la Tierra

Debido a su naturaleza espiritual, los ángeles no pueden ser vistos ni captados por los sentidos. En algunas ocasiones muy especiales, con la intervención de Dios, han podido ser oídos y vistos materialmente. La reacción de las personas al verlos u oírlos ha sido de asombro y de respeto. Por ejemplo, el profeta Daniel y Zacarías.

La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser sus mensajeros, cuidar y ayudar a los hombres. Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones. Se puede decir que son mediadores, custodios, protectores y ministros de la justicia divina.

Los ángeles nos comunican mensajes del Señor importantes en determinadas circunstancias de la vida. En momentos de dificultad, se les puede pedir luz para tomar una decisión, para solucionar un problema, actuar acertadamente, descubrir la verdad; por ejemplo tenemos las apariciones a la Virgen María, San José y Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los ángeles.

Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán, con toda bondad, cuando muramos, hasta el Trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Éste será el último servicio que nos presten, pero el más importante, pues al morir no nos sentiremos solos. Como ejemplo de ello, tenemos al arcángel Rafael cuando dice a Tobías: “Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor” (Tob 12,12-16).

Los ángeles nos animan a ser buenos. Ellos ven continuamente el rostro de Dios, pero también ven el nuestro. Debemos tener presentes las inspiraciones de los ángeles para saber cómo obrar correctamente en todas las circunstancias de la vida. Como ejemplo de esto, tenemos el texto que nos dice: “Los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente” (Lc 15,10).

La misión de los ángeles es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.

Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está muy cerca de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.

También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.

Es muy fácil que nos olvidemos de la existencia de los ángeles por el ajetreo de la vida y principalmente porque no los vemos. Este olvido puede hacernos desaprovechar muchas gracias que Dios ha destinado para nosotros a través de los ángeles. Por esta razón, la Iglesia ha fijado estas dos festividades para que, al menos dos días del año, nos acordemos de los ángeles y los arcángeles, nos alegremos y agradezcamos a Dios el que nos haya asignado un ángel custodio y aprovechemos este día para pedir su ayuda.

Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden “angelitos” de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres. Hay que tener cuidado al comprar estos materiales, pues muchas veces dan a los ángeles atribuciones que no le corresponden y los elevan a un lugar de semi-dioses, los convierten en “amuletos” que hacen caer en la idolatría, o crean confusiones entre las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.

Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios.

Autor: Teresa Fernández | Fuente: Catholic.net

miércoles, 28 de septiembre de 2011

REFLEXION ... TODO ERA BUENO TODO ERA HERMOSO

Quisiera, entonces, también narrarles un maravilloso cuento.
Una historia que escuché hace tiempo de un grupo de personas que fueron invitadas a un viaje hermoso; y van a descubrir espectaculares paisajes...
Bueno, ...


Era un viaje maravilloso.


Asi que, bueno,... Este grupo de personas se preeeeeeeepararon (yo transcribo como el padre Henry habla así se los acerco bien natural y más vivencial).
Todos estaban muy animados.
Cuando llegó el momento, se subieron en el autobus todos.
...Y bueno, empezaron... como siempre alguno:
-"Uhy!!! Creo que dejé el televisor prendido"...


- "Uhy!!! Creo que hay unas cuentas que pagar...


... Y bueno, otros empezaron a decir: -" Ahy, este chofer, ¡cómo conduce de mal!"


- "¡Qué calor que está haciendo en este autobus!"


- "¡Qué frío está haciendo!"


Bueno,... Durante toooooooooooooooooooodooooooo el trayecto del viaje, las personas estaban quejosas. Algunos discutían, estaban como enojados, otros preocupados pensando en las cosas que habían dejado.
Así que, puff!!!, resulta que sucede que se termina el viaje.
Llegaron al sitio y... ¿saben qué pasó? Se les olvidó de abrir las cortinas de las ventas del ómnibus. Así que no pudieron disfrutar de los hermosos paisajes.


Y ya era demasiado tarde, jejeje.


Se había terminado el viaje cuando el chofer dijo: - "Bueno, aquí terminamos"


Se habían olvidado de eso. Tan fundamental. DE ABRIR LAS CORTINAS.


Yo siempre he dicho que la vida es un viaje. Esto es un viaje. Que tarde o temprano todo va a terminar. Nosotros hemos sido invitados para disfrutar de este viaje.


Si ustedes leen el Génesis y ven; vemos que siempre dice que acá, dijo Dios, "todo era bueno, todo era hermoso". Dios puso todo al servicio del hombre.

martes, 27 de septiembre de 2011

BENEDICTO XVI: PERTENECER A LA IGLESIA ES UNA DECISIÓN “SERIA”

 
El Santo Padre nos ha dicho desde Alemania que: La Iglesia no es una “organización más en una sociedad democrática”, sino el mismo Cuerpo de Cristo, y pertenecer al Cuerpo de Cristo constituye una “decisión seria” que cada uno tiene que tomar.
“Algunos miran a la Iglesia, quedándose en su apariencia exterior”, constató el Papa, y así “la Iglesia aparece únicamente como una organización más en una sociedad democrática, a tenor de cuyas normas y leyes se juzga y se trata una figura tan difícil de comprender como es la 'Iglesia'". “se añade también la experiencia dolorosa de que en la Iglesia hay peces buenos y malos, grano y cizaña, y si la mirada se fija sólo en las cosas negativas, entonces ya no se revela el misterio grande y profundo de la Iglesia”.
“Por tanto, es Jesús quien sufre las persecuciones contra su Iglesia. Y, al mismo tiempo, no estamos solos cuando nos oprimen a causa de nuestra fe. Jesús está con nosotros”.
“Permanecer en Cristo significa permanecer también en la Iglesia. Toda la comunidad de los creyentes está firmemente unida en Cristo, la vid. En Cristo, todos nosotros estamos unidos”.
“En está comunidad, Él nos sostiene y, al mismo tiempo, todos los miembros se sostienen recíprocamente. Ellos resisten juntos a las tempestades y se protegen mutuamente. Nosotros no creemos solos, sino que creemos con toda la Iglesia”, concluyó el Pontífice.

¿Que te dice todo esto?

LA FAMILIA REUNIDA EL DOMINGO DANDOLE GRACIAS A DIOS

Familia. El domingo es un día muy especial, el domingo es el día del Señor mas también debe ser, de modo especial, un momento para la familia. «¡Familia, sé lo que eres!»
Juntos se va a misa, se prepara la comida, se juega un rato o se va de paseo y, por qué no, se ora juntos.
El clima familiar del domingo debería suscitar en todos como una nostalgia de la Sagrada Familia, desde que nos vamos levantando hasta que llegamos a la noche y miramos el futuro que nos espera. Las cosas materiales por las cuales nos inquietamos dejan paso a los valores del espíritu, venimos de Dios, vamos a Dios. No podemos hacer del domingo un día perdido.

Bendito seas Señor, porque en tu Amor nos reuniste para formar nuestra familia.
Te damos gracias por vivir juntos. Te pedimos que protejas y conserves nuestro hogar.
Que sus puertas estén siempre abiertas para los que quieran entrar en él y compartir nuestra alegría y amistad. Enséñanos a aceptarnos como somos, con nuestras cualidades y defectos; a presentarte nuestros planes y sueños; a pedir tu ayuda; a ofrecerte nuestras alegrías y nuestras penas; a recomenzar después de cada caída.
Te pedimos que como miembros de tu Iglesia, sepamos llevar tu mensaje de amor a todos los que nos rodean. Que tu amor nos conserve siempre unidos y en paz.
Señor, Dios nuestro, tu nos haz elegido para ser una Iglesia Doméstica. Revístenos de sentimientos de misericordia, de bondad, de humildad, de dulzura, de paciencia. Ayúdanos a sobrellevar los unos a los otros cuando tenemos algún motivo de queja, lo mismo que tú, Señor, nos has perdonado. Sobre todo, danos esa caridad, que es el vínculo de perfección. que la paz de Cristo brille en nuestros corazones. Esa paz que debe reinar en la unidad de tu cuerpo místico. que todo cuanto hagamos, en palabras o en obras, sean en nombre del Señor Jesús, por quien sean dadas gracias a tí, Dios Padre y Señor nuestro.  Amén.

EL MINUTO HEROICO QUE DEBES VENCER CON EL AMOR DE DIOS

Hay días en que no quisiéramos salir de la cama, a todos nos pasa, pero aquí es donde tenemos la oportunidad de hacer nuestro primer “minuto heroico” del día. El minuto heroico son 30 segundos de auto control, de dominio personal para fortalecer la voluntad. 
Se persigue sacrificar lo que nos apetece y sustituirlo por aquello que debemos hacer.
Nos decía San Josemaría Escriva en Camino # 206: El minuto heroico. —Es la hora, en punto, de levantarte. Sin vacilación: un pensamiento sobrenatural y... ¡arriba! —El minuto heroico: ahí tienes una mortificación que fortalece tu voluntad y no debilita tu naturaleza.
 Busca otros “minutos heroicos” durante tu jornada.

Señor:
me cuesta comenzar este día,
porque se que es una nueva tarea,
un nuevo compromiso,
un nuevo esfuerzo.

Pero quiero comenzarlo con entusiasmo,
con alegría reestrenada,
con ilusión nueva.
Se que estas a mi lado:
en mi familia,
en mis amigos,
en las cosas,
en mi propia persona.

Gracias por este nuevo amanecer.
Gracias por este nuevo empezar.
Gracias por esta tu presencia.

Quiero sembrar paz, solidaridad,
AMOR entre los hermanos.
Sé Señor, que esta tarea la comienzan
cada día muchos, en cualquier punto
de la tierra; eso me alienta y empuja.
También te pido por ellos,
y con ellos te digo:
Buenos días Señor

lunes, 26 de septiembre de 2011

ORACIONES DE SANTA BRIGIDA DE SUECIA POR UN AÑO

ORACION A LA SANTISIMA VIRGEN MARIA EN MOMENTOS DE ANGUSTIA Y SOLEDAD

¡María! ¡María! ¡Dulcísima María, Madre querida y poderosa Auxiliadora mía! Aquí me tienes; tu voz maternal ha dado nuevos bríos a mi alma y
anhelosa vengo a tu soberana presencia... Estréchame cariñosa entre tus brazos... deja que yo recline mi cansada frente sobre tu pecho y que deposite en él mis tristes gemidos y amargas cuitas, en íntima
confidencia contigo, lejos del ruido y bullicio del mundo, de ese mundo que sólo deja desengaños y pesares.
Mírame compasiva... estoy triste, Madre, bien lo sabes, nada me alegra ni me distrae, me hallo enteramente turbada y llena de temor...
Abrumada bajo el peso de la aflicción, sobrecogida de espanto, busco un hueco para ocultarme, como la tímida paloma perseguida por el cazador... y ese hueco, ese asilo bendito, ese lugar de refugio es,
¡oh Madre Augusta! tu corazón.
A ti me acerco llena de confianza... no me deseches ni me niegues tus piedades. Bien comprendo que no las merezco por mis muchas infidelidades; dignas de tus bondades son las almas santas e inocentes
que saben imitarte y a las cuales yo tanto envidio sinceramente, mas Tú eres la esperanza y el consuelo, por eso vengo sin temor.
¡Madre mía! Permite que yo no toque, sino que abra de par en par la puerta de tu corazón tan bueno y entre de lleno en él pues vengo cansada y sé que Tú no sabes negarte al que afligido viene a postrarse
a tus pies.
¡Virgen Madre! Tu trono se levanta precisamente donde hay dolores que calmar, miserias que remediar, lágrimas que enjugar y tristezas que
consolar... por eso, levantándome del profundo caos de mis miserias en que me encuentro sumergida imitando al Pródigo del Evangelio, digo también: "Me levantaré e iré a mi dulce Madre y le diré: ¡Madre buena, aquí está tu hija que te busca! perdona si en algo te he sido infiel, soy tu pobre hija que llora, aquí me tienes aunque indigna a tus favores... te pertenezco y no me separaré de Ti, hasta no llevar en mi pecho el suave bálsamo del consuelo y del perdón.
¿Me abandonarás dulce María? ¿No herirán tus oídos mis clamores? ¡Oh, no! tu apacible rostro ensancha mi confianza, tus castos ojos me miran compasivamente disipando las densas nubes de mi espíritu y de mi
abatimiento y zozobra desaparecen con tu materna sonrisa.
Si majestuosa empuñas tu cetro en señal de poder, como eres mi Madre, es tan sólo para manifestarme que eres la dispensadora de las gracias y mercedes del cielo para derramarlas con abundancia sobre esta tu pobre hija que sólo desea amarte y agradecerte.
¡Oh sí! Tú eres el Océano, Madre, y yo el imperceptible grano de arena arrojado en él... Tú eres el rocío y yo la pobre flor mustia y marchita que necesita de Ti para volver a la vida. Que nada me
distraiga, que nadie me busque... Yo estoy perdida en el mar inmenso de tu bondad, estoy escondida en el seno misterioso de mi bendita Madre.
Reina mía, confiando en tu Auxilio bondadoso y tierno quiero hablarte con la confianza del niño... quiero acariciarte, quiero llorar contigo... traer a mi memoria dulces recuerdos... derramar mi alma en tu presencia para pedirte gracias, arráncame, en una palabra el
corazón para regalártelo en prenda de mi amor.
Escucha pues, tierna María, mi dulce Auxiliadora, una a una todas mis palabras y deja que cual bordo de fuego penetre en tu corazón, porque quiero conmoverte... quiero rendirlo y quiero en fin que tu Jesús, que tan amable abre sus bracitos sonriendo con dulzura, repita en mi favor nuevamente aquella consoladora palabra que alienta al desvalido y hace
temblar al demonio: "He aquí a tu Madre, he aquí a tu hija".
Sí, aquí estoy... aquí está tu pobre hija a quien has amado y amas aún con predilección y que te pertenece por todos títulos... la que descansó en tus brazos antes de reposar en el regazo maternal... la
que probó tus caricias mucho antes que los maternos besos... ¿lo recuerdas?
Yo dormí en tu seno el dulce sueño de la inocencia, viví tranquila bajo tu manto sin conocer ni sospechas siquiera los escollos de la vida, amándote con ardor y gozando de tus caricias con las quepreparaste mi alma y corazón para los rudos ataques de mis enemigos y sinsabores de la vida.
Tu mano salvadora no sólo me apartó del abismo en que tantas almas han perecido sino que me regaló con gracias particularísimas y especiales dones, que reserves tan sólo para tus amados.
Todo... todo lo confieso para mayor gloria tuya y quisiera tener mil lenguas para cantar tus alabanzas digna y elocuentemente en fervorosos y tiernos himnos de santa gratitud.
¡Ah cuando me hallo cercada de tinieblas y sombras de muerte, sobrecogida de angustioso quebranto... cuando mi corazón tiembla ante la presencia del dolor, este pensamiento dulcísimo de tus tiernas
muestras de predilección viene a ser el rayo luminoso que hace surgir mi frente dándome alas para remontarme hasta lo infinito... ¡Oh recuerdo consolador! ¡Bendito seas! Eres la escala por la cual subo hasta el trono de la clemencia y del amor santo y verdadero.
Mas ¡ay!... pronto pasaron de aquella alma los días de encanto... con la velocidad del relámpago se disiparon mis goces infantiles y llegó para mí la hora del desamparo... Madre, no puedo soportar su peso...
siento quebrantar al mismo tiempo todas mis fuerzas interiores y necesito que tu mano me sostenga para no sucumbir en la lucha...
Ansiosa te busco como el pobre náufrago busca su tabla salvadora...
Levanto a Ti mis ojos y mi pesada frente como el marino en busca de la estrella que debe señalarle el puerto. Me siento como abandonada, semejante a una nave sin piloto a merced del oleaje tempestuoso e
incesante... ¡Tengo miedo! mucho miedo de perecer, entre las turbias ondas del agitado mar del pecado... Tengo miedo de la justicia divina a quien soy deudora de tantas y tan especialísimas gracias... pero sobre todo tengo miedo... ¡Oh no quisiera ni decirlo... tengo miedo de serte ingrata, abandonándote algún día y olvidando tus ternuras, pagarlas con ingratitud!
¡Jamás lo permitas, Reina mía! Haz que viva siempre unida a Ti, como la débil yedra vive asida fuertemente a la robusta encina defendiéndose del furioso huracán... ¿Qué sería de ésta tu hija? ¡Oh Madre! ¿sin Ti?
Mil enemigos me acechan redoblando a cada paso sus infernales astucias... acosada me siento por todas partes y si Tú no me amparas, ¿quién se dolerá de mí?
No me alejes, por piedad, sálvame... muestra que eres mi Madre Auxiliadora; olvida por piedad las veces que te he contristado, reduce a polvo mis pecados, lávame con tus lágrimas y límpiame más y más.
Tus brazos son el trono de la misericordia, en ellos descansa tu Jesús... sujétame entre ellos para que no haga uso de la justicia contra mí... dile que acepto el dolor que redime si Tú me lo envías, que venga, si es preciso, el sufrimiento aun cuando mi pobre carne
tiemble ante él, con tal que mi alma se torne blanca como la nieve.
Sí, dile a tu amado hijo que yo quiero desagraviar para alcanzar su clemencia, dile que eche un velo sobre mis faltas y miserias y que olvide para siempre lo mala que he sido... ¡María! de mi vida no resta
más que la última etapa... mis ensangrentadas huellas van marcando mis pasos en la senda escabrosa de la vida que está por cortarse... mi cansado corazón late aún, sí, porque Tú les das vida y aliento, pero
derrama las últimas lágrimas que manan de él cual candente lava.
Terminará mi existencia y ¿qué será de mí, si mi Auxiliadora no viene en ese momento terrible? ¿A quién volveré mis ojos si te alejas en ese instante? La gracia que te he pedido y tanto deseo para mi agonía, es grandísima y no la merezco, pero la espero con plena confianza y tu sonrisa me alentará. Estoy segura de que aun cuando el demonio ruja a mi derredor, preparando su último asalto, tu mano maternal me
acariciará y con sin par solicitud me prodigará los últimos consuelos en mi despedida de este triste valle de lágrimas.
Esto lo sé cierto, lo siento en mí y no fallará mi esperanza... ni un momento lo dudo.
Los ángeles santos, al ver las ternuras de que seré objeto en el terrible trance exclamarán también enternecidos: "Mirad cómo la ama nuestra Reina".
Esta es la gracia de las gracias, mi último anhelo, mi petición suprema.
Haz ¡oh Madre mía! que tu dulcísimo nombre, que fue la primera palabra que supieron balbucir mis infantiles labios entre las caricias de mi buena madre, sea también la última expresión que suavice y endulce mi sedienta boca al entregar mi alma. ¡Madre!... que mi tránsito sea el postrer tributo de mi amor hacia Ti... que sea la última nota de mis
cantos que tantas veces se elevaron en tu loor y el ósculo moribundo que te envíe sea el preludio de mi eterna e íntima unión con la Majestad divina y contigo, ¡oh mi dulce, mi santa y tierna Madre
Auxiliadora...!

sábado, 17 de septiembre de 2011

LAS MANOS JUNTAS DE MARIA ( PADRE CRISTIAN HERNAN)

Nos recuerdan que el oficio más importante de Ella en el Cielo: es interceder por nosotros.
En la mayoría de las imágenes de María,la encontramos con las manos juntas.

Por así decirlo, se refuerza esa esperanza, esa certeza en la protección materna de la Virgen. Esas manos juntas de la Virgen nos recuerdan permanentemente que el oficio más importante de Ella en lo más alto de los Cielos es interceder, es rezar. ¿A quién se acercan los hombres y mujeres? ¡A aquellos que saben que rezan por ellos! Como se dice en el Oficio de Pastores, en el responsorio: "¡Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo!".

Esas manos juntas de la Virgen nos recuerdan que Ella sigue cumpliendo en el Cielo ese oficio principal, que fue su oficio principal también aquí en la tierra, porque entre los muchos privilegios que tiene la Santísima Virgen hay un privilegio que hace que Ella sea el refugio de los pecadores; hace que Ella sea el imán que atrae a las multitudes, hace que Ella sea llamada bienaventurada por todas las generaciones, y a medida en que nos vayamos acercando al fin de los tiempos, más aún; de alguna manera, como vemos en la actualidad, los Santuarios que mayor número de peregrinos tienen son santuarios de la Virgen: Guadalupe, Lourdes, Fátima, Luján, etc.

Esas manos juntas nos recuerdan que un día en Caná de Galilea Jesús le dijo: "no ha llegado mi hora", porque se habían quedado sin vino. Sin embargo, la Santísima Virgen, con plena conciencia de que Ella es Madre del Hijo de Dios, va a imperarles a los servidores: «¡Haced lo que Él os diga!». El Hijo Único de Dios, Aquel que es consustancial al Padre y al Espíritu Santo, no pudo decir que no a esa intercesión, a ese pedido de la Santísima Virgen, y por así decirlo se vio obligado a realizar ese primer milagro, porque la Santísima Virgen es la "Omnipotencia suplicante". No es omnipotente como Dios es omnipotente. Como Dios es omnipotente, sólo Dios es omnipotente. La Virgen no tiene la omnipotencia por su naturaleza, que es una naturaleza humana, pero sí tiene una forma muy particular de omnipotencia: es la "Omnipotencia suplicante", es la omnipotencia de aquella que siempre alcanza lo que pide, porque así como su Hijo la escuchó en Caná de Galilea, así su Hijo en este mismo instante sigue escuchando todos y cada uno de los pedidos de la Santísima Virgen.

Por eso, por muy difíciles que sean los momentos para nosotros, Aquella que ha comenzado en nosotros la obra buena, Ella misma la llevará a feliz término.

Por eso hoy, con renovado fervor, nos encomendamos a María; le pedimos por nuestra familia, por nuestros trabajos, necesidades y enfermedades. Y le pedimos a Ella la gracia de poder aportar nuestro pequeño granito de arena para la construcción del Reino de Dios. 

Esas manos juntas de María, nos invitan a la oración, las manos juntas de la Inmaculada de Lourdes, y las manos juntas de la Inmaculada de Fátima: "Rezad, rezad mucho, dijo con aire de tristeza, y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno, por no tener quien se sacrifique y pida por ellas".

EL PODER DE LA ORACION

El profeta Elías fue un verdadero ejemplo de oración de intercesión, especialmente cuando pidió el fin del culto a los ídolos.

 “Con su intercesión, Elías pide a Dios aquello que Dios mismo desea hacer, esto es, manifestarse con toda su misericordia, fiel a la propia realidad de Señor de la vida, que perdona y transforma”. 
Dios responde a la oración de Elías cuando el profeta se enfrenta con los sacerdotes que adoraban a los ídolos en el Monte Carmelo.
Con su oración, Elías pide que su pueblo cambie de corazón, que transforme sus vidas y siga al verdadero Dios. 

"El verdadero Dios se revela con el fuego que consume la ofrenda y el Profeta implora la conversión de su pueblo, para que éste pueda responder así con un amor absoluto que comprometa toda su vida, su fuerza y su corazón”.

SÚPLICAS QUE PUEDEN SER EMPLEADAS PRIVADAMENTE POR LOS FIELES EN LA LUCHA CONTRA LAS POTESTADES DE LAS TINIEBLAS

Oraciones


1. Señor Dios, ten misericordia de mí, tu siervo, que por la multitud de las asechanzas estoy como un vaso resquebrajado;
líbrame de la mano de mis enemigos, asísteme para que busque al que está perdido, lo pueda encontrar y restituirlo para ti,
lo pueda restituir y entregártelo para que no lo abandones.
Concédeme que te agrade en todo ya que he podido conocerte y saber que me has redimido.
Amén.


2. Dios omnipotente, que refugias a los desolados y confortas a los prisioneros, mira mi aflicción y manifiesta tu poder para auxiliarme; vence al detestable enemigo; y haz que, superada la presencia del adversario, pueda recuperar la paz y la libertad
y así, sirviéndote con sincera piedad, pueda confesar que tú eres admirable y manifestar la grandeza de tus obras.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén.


3. Dios, creador y defensor del género humano tú formaste al hombre a tu imagen y lo recreaste admirablemente con la gracia del Bautismo; vuelve tu mirada sobre este siervo tuyo, y escucha bondadosamente mis súplicas.
Te pido que brote en mi corazón el esplendor de tu gloria para que, eliminado todo terror, miedo y temor, sereno en mente y alma junto a los hermanos en tu Iglesia pueda alabarte eternamente. Amén.


4. Padre Dios, autor de la misericordia y de todo amor, que quisiste que tu Hijo sufriera por nosotros el patíbulo de la Cruz para expulsar de nosotros el poder del enemigo, mira atentamente mi humillación y dolor, y mantente firme, te pido, para que a quien renovaste en la fuente del Bautismo vencido el combate del Maligno, lo llenes con la gracia de tu bendición.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén.


5. Señor y Dios mío, que me adoptaste por la gracia y quisiste que fuera hijo de la luz, concédeme, te pido, que no sea envuelto por las tinieblas de los demonios y siempre pueda permanecer en el esplendor de la libertad recibida de ti.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén.


6. Invocaciones a la Santísima Trinidad


Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Honor y gloria al único Dios.
Bendigamos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, alabémoslo y exaltémoslo por los siglos.
Te invocamos, te alabamos, te adoramos, oh bienaventurada Trinidad.
Esperanza nuestra, salvación nuestra, honor nuestro, oh bienaventurada Trinidad.
Líbrame, sálvame, vivifícame, oh bienaventurada Trinidad.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios omnipotente el que es, el que era y el que vendrá.
A ti la honra y el imperio, oh bienaventurada Trinidad.
A ti la gloria y el poder por los siglos de los siglos.
A ti la alabanza, a ti la gloria, a ti la acción de gracias por los siglos de los siglos, oh bienaventurada Trinidad.
Santo Dios, Santo y fuerte, Santo e inmortal, ten compasión de mí.


7. Invocaciones a nuestro Señor Jesucristo


a.
Jesús, Hijo del Dios vivo, ten compasión de mí.
Jesús, imagen del Padre, ten compasión de mí.
Jesús, sabiduría eterna, ten compasión de mí.
Jesús, esplendor de la luz eterna, ten compasión de mí.
Jesús, Palabra de vida, ten compasión de mí.
Jesús, Hijo de la Virgen María, ten compasión de mí.
Jesús, Dios y hombre, ten compasión de mí.
Jesús, Sumo Sacerdote, ten compasión de mí.
Jesús, pregonero del Reino de Dios, ten compasión de mí.
Jesús, camino, verdad y vida, ten compasión de mí.
Jesús, pan de Vida, ten compasión de mí.
Jesús, Vida verdadera, ten compasión de mí.
Jesús, hermano de los pobres, ten compasión de mí.
Jesús, amigo de los pecadores, ten compasión de mí.
Jesús, médico del alma y del cuerpo, ten compasión de mí.
Jesús, salvación de los oprimidos, ten compasión de mí.
Jesús, consuelo de los desamparados, ten compasión de mí.
Tú, que viniste a este mundo, ten compasión de mí.
Tú, que libraste a los oprimidos por el diablo, ten compasión de mí.
Tú, que estuviste colgado en la cruz, ten compasión de mí.
Tú, que aceptaste la muerte por nosotros, ten compasión de mí.
Tú, que yaciste en el sepulcro, ten compasión de mí.
Tú, que descendiste a los infiernos, ten compasión de mí.
Tú, que resucitaste de entre los muertos, ten compasión de mí.
Tú, que subiste a los cielos, ten compasión de mí.
Tú, que enviaste el Espíritu Santo a los apóstoles, ten compasión de mí.
Tú, que estás sentado a la derecha del Padre, ten compasión de mí.
Tú, que vendrás a juzgar a los vivos y muertos, ten compasión de mí.


b.
Por tu encarnación, líbrame, Señor.
Por tu nacimiento, líbrame, Señor.
Por tu bautismo y ayuno santo, líbrame, Señor.
Por tu cruz y tu pasión, líbrame, Señor.
Por tu muerte y sepultura, líbrame, Señor.
Por tu santa resurrección, líbrame, Señor.
Por tu admirable ascensión, líbrame, Señor.
Por la efusión del Espíritu Santo, líbrame, Señor.
Por tu gloriosa venida, líbrame, Señor.


c.
Cuando nombra a la cruz, el fiel puede signarse.


Sálvame, Cristo Salvador, por el poder de la Cruz + tú que salvaste a Pedro en el mar, ten misericordia de mí.
Por la señal de la Cruz + líbranos de nuestros enemigos, Dios nuestro.
Por tu Cruz + sálvanos, Cristo redentor, tú que muriendo destruiste nuestra muerte y resucitando restableciste la vida.
Tu Cruz + adoramos, Señor, tu gloriosa Pasión recordamos, ten compasión, tú que padeciste por nosotros.
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos porque por tu Cruz + redimiste al mundo.


8. Invocaciones a la Virgen María


Bajo tu amparo, nos refugiamos santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades.
Antes bien, líbranos de todos los males, Virgen gloriosa y bendita.


Consuelo de los afligidos, ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.
Hazme digno de alabarte, Virgen santa; dame poder contra tus enemigos.
Madre mía, confianza mía.
Virgen Madre de Dios, María, ruega a Cristo por mí.


Dignísima Reina del mundo, siempre Virgen María, intercede por nuestra paz y salvación; tú que engendraste a Cristo Señor, Salvador de todos.
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, protégenos del enemigo y recíbenos en la hora de la muerte.
Socórreme, piadosísima Virgen María, en todas mis tribulaciones, angustias y necesidades
y alcánzame de tu amado Hijo la liberación de todos los males y de los peligros del alma y del cuerpo.


Recuerda, piadosa Virgen María, que no se ha oído en el mundo que alguien que ha recurrido a tu apoyo, que haya implorado tu auxilio, que haya pedido tu ayuda, haya sido abandonado.
Yo animado por tal confianza corro hacia ti, Madre, Virgen de las vírgenes y como un pecador que llora sus culpas comparezco ante ti.
No quieras desdeñar mis palabras, Madre de Dios, sino que óyelas bondadosamente y recíbelas.


9. Invocación a san Miguel Arcángel


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla sé un refugio contra la malicia y las insidias del diablo.
Te rogamos, suplicantes, que Dios lo domine y tú, que presides la milicia celestial, arrojes al infierno, con el divino poder,
a Satanás y a los espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de los hombres.




10. Preces litánicas


Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros (por mí).
San Miguel, ruega por nosotros (por mí).
San Gabriel, ruega por nosotros (por mí).
San Rafael, ruega por nosotros (por mí).
Santos Ángeles custodios, rueguen por nosotros (por mí).
San Juan Bautista, ruega por nosotros (por mí).
San José, ruega por nosotros (por mí).
San Pedro, ruega por nosotros (por mí).
San Pablo, ruega por nosotros (por mí).
San Juan, ruega por nosotros (por mí).
Todos los Apóstoles, rueguen por nosotros (por mí).
Santa María Magdalena, ruega por nosotros (por mí).
(Pueden añadirse los nombres de otros santos o beatos)
De todo mal, líbranos (líbrame), Señor.
De todo pecado, líbranos (líbrame), Señor.
De las insidias del diablo, líbranos (líbrame), Señor.
De la muerte eterna, líbranos (líbrame), Señor.
Cristo, óyenos (óyeme).
Cristo, escúchanos (escúchame).

PERDONAR NO ES OLVIDAR,ES RECORDAR EN PAZ

Y es que el rencor mata, corroe, esclaviza, asfixia. No hay nada mejor en el mundo que perdonar. Lo repito, nada hay mejor que perdonar. Y si no, hagan la prueba. No se lleven que yo lo dije, no. Hagan la prueba.
¡Haz la prueba! Decídete y perdona al que te ofendió o te causó algún daño. Si crees que el otro piensa que fuiste tú quien tuvo la culpa, pues igual, simple y llanamente pídele perdón, y asunto arreglado.
Total, lo importante es lograr la paz, la convivencia, el poder saludar y sonreír y conversar con quien hasta hace poco le volteabas la cara, o le gruñías, o le deseabas el mal, o lo ignorabas, y arriba de eso afirmabas que no, que tú no habías dejado de quererlo, pero que no querías tener nada que ver con esa persona.
El problema es ese. Que lo que dice el Señor es muy distinto. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Difícilmente tu propia persona te sea indiferente.
A los que tengan algún tipo de rencilla, les ruego encarecidamente dediquen unos minutos y presten atención a lo que les voy a contar. Léanlo también los que como yo estamos en paz con el mundo, para la gloria de Dios, que les será útil para llevar este mensaje a los peleones.
Jesús relata la historia de aquel rey que perdona una gran deuda a uno de sus servidores, y al salir del palacio, éste se encuentra a un compañero que le debía unos centavos, y lo hace meter preso hasta que le pague.
Al enterarse el rey, le recriminó su injusticia enviándolo a la cárcel. Concluye Jesús diciendo que “lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos”.
Entonces, te pregunto: De todas esas barbaridades que has cometido en tu vida, ¿recuerdas tan sólo una que Dios no te haya perdonado? ¿No? Y entonces, ¿quién eres tú para negarle tu perdón a alguien que mucho o poco te haya molestado, ofendido, irritado, perjudicado o llámese como sea lo que te haya hecho esa otra persona, y mucho peor si es un hermano?
No, mi querido amigo, no vale la pena vivir así. No hay tranquilidad. A mi me pasaba igual. Recuerdo una situación por la que viví, y a sabiendas de que a esa persona me la encontraba los domingos en misa, tenía la respuesta lista por si acaso se atrevía a saludarme: “¡Vade retro Satanás! ¡Retírate Satanás!” ¡Y eso se lo pensaba decir en plena iglesia!
Hoy, sin embargo, vivo tranquilo. A esa persona--¡y a tantas otras!--no tan sólo la perdoné, sino que le pedí perdón, porque estando ya en los caminos del Señor, me cuestioné seriamente si no habría sido yo quien la había ofendido. ¡Que bien se siente uno! Quise visitarla, y darle un abrazo, pero no quiso. Que pena. Siempre está presente en mis oraciones.
El perdón no borra lo sucedido.
Lo hecho, hecho queda, y a menos que caigamos en Alzheimer, difícil es olvidar nuestra historia de vida. Pero qué distinto es recordar esos incidentes en paz. Ahí radica la gran diferencia. Perdonar no es olvidar, es recordar en paz.

Por Juan Rafael Pacheco (Johnny)

LAGO TIBERIADES ... PADRE ALBERTO LINERO

CANCION PRINCIPE AZUL ... ANIETTE MORENO

CANCION EL CONDOR PASA

LOS SIETE PECADOS CAPITALES

ENTREVISTA A LA HERMANA GLENDA

TESTIMONIO MARIBEL ARRIAGA

viernes, 16 de septiembre de 2011

PELICULA LA VIDA ES BELLA

UN DIA EN LA VIDA DE PADRE PIO

LA PELICULA MADRE TERESA DE CALCUTA

PELICULA EL SANTO PADRE JUAN XXIII

PELICULA LA SEÑORA DE FATIMA

PELICULA SANTA FAUSTINA

PELICULA LA PASION DE CRISTO


PELICULA BERNADETTE DE LOURDES


PELICULA SAN ISIDRO LABRADOR


PELICULA SANTA TERESITA DEL NIÑO JESUS

CANCION ENAMORAME

CANCION SOLO PARA TI ... WILLIAN CASTRO

MEDITACION LAS ESPINAS DAN ROSAS ( PADRE CRISTIAN HERNAN ANDRADE)


La vida es un rosal que produce espinas y rosas. Debo cuidarme de no clavarme las espinas, pero no siempre lo conseguiré.


El hábito de mirar el mejor lado de las cosas es una clave para ser feliz. Claro que hay sombras, pero también hay sol. Claro que hay problemas en la vida, pero también hay soluciones.


Todas las cosas tienen el lado bueno y el lado menos bueno. Algunos se empeñan en ver sólo el lado malo, y se amargan la existencia. Otros, en cambio, buscan en todas las cosas el lado bueno, y son felices. “Los tallos de rosa tienen espinas”, dicen los pesimistas. Pero los optimistas responden: "Las espinas producen rosas”.


La vida es un rosal que produce espinas y rosas. Debo cuidarme de no clavarme las espinas, pero no siempre lo conseguiré. Algunas espinas se me clavarán en el alma. Pero eso no me impedirá disfrutar de las maravillosas rosas que produce el rosal.


Una vez que perdemos el ánimo, perdemos un cierto número de días de nuestra vida. El que nos desanima, nos hace un daño total, y, si somos nosotros mismos, nos convertimos en nuestros peores enemigos.


Todo se puede remediar, mientras dura la vida. El ser más animoso de todos es Dios, que logra continuamente cambios de pecadores empedernidos en santos de altar. Él sabe que se puede; que hoy pueden estar las cosas negras, pero mañana pueden amanecer blancas. ¡Qué fácilmente nos damos por vencidos! Cada día más. El colmo del desaliento es la desesperación total, el darse un tiro en la sien, colgarse de una cuerda. Suicidarse, de la forma que sea, significa que no queda ni rastro de esperanza.


No todos llegan al suicidio, pero se pueden acercar peligrosamente. Y los problemas, ¿qué? Los problemas están ahí, pero yo estoy aquí, y no me dejo apabullar, porque sé que cada problema tiene por lo menos una solución. Sé que la actitud frente a un problema, la forma de reaccionar frente al mismo es mil veces más importante que el problema mismo. Hasta se podría decir: ¡Felicidades, tienes un problema!


Si puedo amar a Dios y a mis hermanos; si puedo realizar grandes cosas para mejorar el mundo; si puedo hacer felices a los demás y a mí mismo vale la pena vivir, aunque me clave alguna espina de dolor en el trayecto. Mas aún, las espinas pueden convertirse en rosas: Los sufrimientos de la vida, llevados por amor, se convierten en las rosas más bellas

CANCION NO PUEDO VIVIR SIN TI ... HERMANA GLENDA

CANCION NO HAY MAS GRANDE AMOR QUE JESUCRISTO

MILAGROS EUCARISTICO

DOCUMENTAL JESUS VIVO EN LA SANTA EUCARISTIA