miércoles, 31 de agosto de 2011
LA ORACION PUEDE CAMBIAR VUESTRA VIDA (PADRE CRISTIAN HERNAN ANDRADES)
La oración puede cambiar vuestra vida. Ya que aparta vuestra atención de vosotros mismos y dirige vuestra mente y vuestro corazón hacia el Señor. Si nos miramos solamente a nosotros mismos, con nuestras limitaciones y nuestros pecados, tomará cuerpo en nosotros con suma rapidez la tristeza y el desconsuelo. Pero si tenemos nuestros ojos fijos en el Señor, entonces nuestro corazón se llenará de esperanza, nuestra mente se iluminará por la luz de la verdad, y llegaremos a conocer la plenitud del Evangelio con todas sus promesas y su vida.
- ¿Qué es la oración? Comúnmente se considera una conversación. En una conversación hay siempre un «yo» y un «tú». En este caso un Tú con mayúscula. La experiencia de la oración enseña que si inicialmente el «yo» parece el elemento más importante, uno se da cuenta luego de que en realidad las cosas son de otro modo.Más importante es el Tú, porque nuestra oración parte de la iniciativa de Dios.
- ¿Cómo reza el Papa? Os respondo: como todo cristiano: habla y escucha. A veces, reza sin palabras, y es entonces cuando más escucha. Lo más importante es precisamente lo que «oye». Trata también de unir la oración a sus obligaciones, a sus actividades, a su trabajo, y unir su trabajo a la oración.
- Orar no significa sólo que podemos decir a Dios todo lo que nos agobia. Orar significa también callar y escuchar lo que Dios nos quiere decir.
- La oración debe abrazar todo lo que forma parte de nuestra vida. No puede ser algo suplementario o marginal. Todo debe encontrar en ella su propia voz. También todo lo que nos oprime; de lo que nos avergonzamos; lo que por su naturaleza nos separa de Dios. Precisamente esto, sobre todo. La oración es la que siempre, primera y esencialmente, derriba la barrera que el pecado y el mal pueden haber levantado entre nosotros y Dios.
- Debemos orar también porque somos frágiles. Es preciso reconocer humildemente y en forma realista que somos pobres criaturas, con ideas confusas, tentadas por el mal, frágiles y débiles, con necesidad contínua de fuerza interior y de consuelo.
- La oración es el reconocimiento de nuestros limites y de nuestra dependencia: venimos de Dios, somos de Dios y retornamos a Dios. Por lo tanto, no podemos menos que abandonarnos en Él, nuestro Creador y Señor, con plena y total confianza.
- Si tratáis a Cristo, oiréis también vosotros en lo más íntimo del alma los requerimientos del Señor, sus insinuaciones continuas.
- En la oración, pues, el verdadero protagonista es Dios. El protagonista es Cristo, que constantemente libera la criatura de la esclavitud de la corrupción y la conduce hacia la libertad, para gloria de los hijos de Dios. Protagonista es el Espíritu Santo, que «viene en ayuda de nuestra debilidad».
- Procurad hacer un poco de silencio también vosotros en vuestra vida para poder pensar, reflexionar y orar con mayor fervor y hacer propósitos con más decisión. Hoy resulta difícil crearse «zonas de desierto y silencio» porque estamos continuamente envueltos en el engranaje de las ocupaciones, en el fragor de los acontecimientos y en el reclamo de los medios de comunicación, de modo que la paz interior corre peligro y encuentran obstáculos los pensamientos elevados que deben cualificar la existencia del hombre.
- Dios nos oye y nos responde siempre, pero desde la perspectiva de un amor más grande y de un conocimiento más profundo que el nuestro. Cuando parece que Él no satisface nuestros deseos concediéndonos lo que pedimos, por noble y generosa que nuestra petición nos parezca, en realidad Dios está purificando nuestros deseos en razón de un bien mayor que con frecuencia sobrepasa nuestra comprensión en esta vida. El desafío es «abrir nuestro corazón» alabando su Nombre, buscando su Reino, aceptando su Voluntad.
-Cuando recéis debéis ser conscientes de que la oración no significa sólo pedir algo a Dios o buscar una ayuda particular, aunque ciertamente la oración de petición sea un modo auténtico de oración. La oración, sin embargo, debe caracterizarse también por la adoración y la escucha atenta, pidiendo perdón a Dios e implorando la remisión de los pecados.
- La oración debe ir antes que todo: quien no lo entienda así, quien no lo practique, no puede excusarse de la falta de tiempo: lo que le falta es amor.
- No pocas veces acaso podemos sentir la tentación de pensar que Dios no nos oye o que no nos responde. Pero, como sabiamente nos recuerda san Agustín, Dios conoce nuestros deseos incluso antes de que se los manifestemos. Él afirma que la oración es para nuestro provecho, pues al orar «ponemos por obra» nuestros deseos, de tal manera que podemos obtener lo que ya Dios está dispuesto a concedernos. Es para nosotros una oportunidad para «abrir nuestro corazón».
- Para orar hay que procurar en nosotros un profundo silencio interior. La oración es verdadera si no nos buscamos a nosotros mismos en la oración, sino sólo al Señor. Hay que identificarse con la Voluntad de Dios, teniendo el espíritu despojado, dispuesto a una total entrega a Dios. Entonces nos daremos cuenta de que toda nuestra oración converge, por su propia naturaleza, hacia la oración que Jesús nos enseñó y que se convierte en su única plegaria en Getsemaní: «No se haga mi voluntad, sino la tuya.»
- La oración puede definirse de muchas maneras. Pero lo más frecuente es llamarla un coloquio, una conversación, un entretenerse con Dios. Al conversar con alguien, no solamente hablamos sino que además escuchamos. La oración, por tanto, es también una escucha. Consiste en ponerse a escuchar la voz interior de la gracia. A escuchar la llamada.
- El hombre no puede vivir sin orar, lo mismo que no puede vivir sin respirar.
- A través de la oración, Dios se revela en primer lugar como Misericordia, es decir, como Amor que va al encuentro del hombre que sufre. Amor que sostiene, que levanta, que invita a la confianza.
- La intervención humanitaria más poderosa sigue siendo siempre la oración,pues constituye un enorme poder espiritual, sobre todo cuando va acompañada por el sacrificio y el sufrimiento.
- La oración es también una arma para los débiles y para cuantos sufren alguna injusticia. Es el arma de la lucha espiritual que la Iglesia libra en el mundo, pues no dispone de otras armas.
- San Pablo, orando en medio de las dificultades de la vida, oyó estas palabras del Señor: «Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad.» La oración es la primera y fundamental condición de la colaboración con la gracia de Dios. Es menester orar para obtener la gracia de Dios y se necesita orar para poder cooperar con la gracia de Dios.
NOS DEJASTES TU ULTIMO RECUERDO (PADRE CRISTIAN HERNAN ANDRADE)
Nos dejaste tu último recuerdo: La permanencia de Cristo Eucaristía es como un reflejo en el tiempo del eterno amor de Dios hacia cada alma.
Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se los dio diciendo. Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío. De igual modo, después de cenar, tomó la copa, diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.Lc 22,19-20
Jesucristo realmente esta presente en la Eucaristía
La presencia real de Cristo en la Eucaristía es la fe de la Iglesia durante 2,000 años. Tiene una base escriturística firmísima. Cristo no dijo: “Este PARECE mi cuerpo, y esto PARECE mi sangre” sino “Este ES mi cuerpo, y esto ES mi sangre” (Lc 22,19-20).
El Catecismo en el n.1336 recuerda la polémica que se produjo cuando Cristo anunció el misterio de la Eucaristía:
El primer anuncio de la eucaristía dividió a los discípulos, igual que el anuncio de la pasión los escandalizó: “Es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?” (Jn 6,60).
La Eucaristía y la cruz son piedras de tropiezo. Es el mismo misterio, y no cesa de ser ocasión de división.
¿También vosotros queréis marcharos? (Jn 6, 67); esta pregunta del Señor resuena a través de las edades, como invitación de su amor a descubrir que sólo Él tiene ´palabras de vida eterna´ (Jn 6, 68), y que acoger en la fe el don de su eucaristía es acogerlo a Él mismo.
Delante del misterio de la Eucaristía, debemos maravillarnos. No debemos acostumbrarnos a su presencia en este sacramento. Cada vez que lo visitamos o lo recibimos en la Misa, debemos renovar nuestra fe en Él.
Ciertamente en esta vida, no creo que se pueda dar dicha mayor, ni mayor dignidad, ni mayor consuelo que el de sentirse poseedores del gran poder que hace que se transforme el pan en el Cuerpo Santísimo de Nuestro Señor Jesucristo.
Cada mañana, cada vez que lo puedo traer a mis manos y hacerlo bajar a mi corazón, paréceme estar en un nuevo Belén y asistir a un nuevo Calvario.
Con cuánto gusto, y Él es testigo de que digo la verdad, daría yo todo el oro, todos los honores, toda la fama de este mundo, y me abrazaría a la pobreza, a la humillación y a todo cuanto se puede imaginar de desagradable y doloroso, sólo por tener una sola vez la dicha de hacerle bajar a mis manos. Yo creo que la dicha de esos momentos de la vida sólo es comparable al cielo donde se le puede poseer sin el velo del sacramento que nos lo oculta.
La Eucaristía es una gran manifestación del amor personal de Cristo para cada alma. Si Cristo se entrega a cada hombre sin distinción de raza, de posición social... quiere decir que cada hombre vale para Él.
Él está disponible para toda persona que se le acerca. Nosotros somos muy rápidos para poner a los demás en categorías, en parámetros de más y de menos, pero esta manera de pensar no va de acuerdo con la doctrina eucarística de Cristo. Para Él todos los hombres son igualmente importantes. En la Misa Él no selecciona a las personas, no decide entrar en las almas de los más ricos en vez de los más pobres, o viceversa; no opta por entrar únicamente en las personas más puras en vez de los pecadores...
Si no cultivamos nuestro amor a Cristo Eucaristía, poco a poco se irá enfriando. He aquí algunas sugerencias para foguear nuestra vida eucarística.
Debemos procurar comulgar siempre que podamos. Naturalmente es necesario hacerlo dignamente: si tenemos un pecado grave es necesario confesarnos antes con el sacerdote. El no comulgar cuando podemos es como ir a una cena y no comer nada; sería un insulto para el anfitrión. En la Misa, Cristo me prepara una mesa y la comida es Él mismo . Es el mayor acto de amor que se puede imaginar: darse a comer a otro. Para Cristo es posible porque se hace Eucaristía para estar con cada hombre.
Ayuda mucho el visitar a Cristo en el sagrario. Muchas veces Él parece el amigo más solitario que existe. Todos apreciamos la visita de un amigo y Cristo no es ninguna excepción.
Nos dejaste tu último recuerdo palpitante caliente, a través de los siglos, para que recordáramos aquella noche en que prometiste quedarte en los altares hasta el fin de los tiempos, insensible al dolor de la soledad en tantos sagrarios.
Debemos dar tiempo al Amigo, visitándolo en su casa, que es la Iglesia. Con mucha frecuencia damos la impresión de que lo que menos nos interesa es estar con El, pues hacemos unas visitas relámpagos casi sin decirle nada.
Cuando no podemos visitarlo en una Iglesia, es bueno hacer comuniones espirituales. Estas consisten en hablar con Él que está en nuestra alma y decirle que deseamos recibirle lo antes posible. Es algo así como un novio que manda una carta a su novia, diciéndole que desea verla pronto. Las comuniones espirituales son detalles que sólo los que aman de verdad entienden.
La Eucaristía, en cierto sentido, es un compendio de todo el evangelio. Allí Cristo nos da muchas lecciones desde la cátedra del sagrario.
Ante todo nos enseña la humildad. Él que es Dios mismo, nuestro Creador, la Sabiduría infinita, el Omnipotente... está allí en el silencio del sagrario. Cuando nosotros tenemos un éxito en algún campo, somos muy rápidos para publicarlo; nos gusta que todo el mundo reconozca nuestro valor y quienes somos. No es así con Cristo Eucaristía: Él está allí en el silencio más profundo sin publicar quién es. ¡Qué lección de caridad! Cristo está allí disponible. Él está siempre presente para ayudar, para tender la mano. Delante de Cristo Eucaristía se han arrodillado miles de personas durante los últimos 2,000 años: señores y señoras, niños y adultos, santos y pecadores, gente muy culta y gente muy sencilla... Él está allí como un trozo de pan al cual puede acudir cualquier persona para satisfacer su hambre.
Cristo es constante en su amor en la Eucaristía. Nunca dice “Me voy” o “No tengo tiempo”. Es el eterno disponible.
¡Cuánto nos cuesta dar a los demás nuestro tiempo! La permanencia de Cristo Eucaristía es como un reflejo en el tiempo del eterno amor de Dios hacia cada alma.
Sin más gozo que ser el eterno adorador inmolado sobre el blanco mantel; sin más consuelo que saber que eras el compañero de tus elegidos, que harías más breve su dolor desde tu puesto vigilante, amoroso.
DIOS AMIGO DEL HOMBRE ( PADRE CRISTIAN HERNAN ANDRADE)
Nos llegan momentos difíciles que solo la compañía y la compresión de un buen amigo nos conforta, nos arropa y nos da la fuerza para seguir.
Con el recuerdo de lo que dice el poeta:
Cuando al rozar las espinas del dolor y desencanto,/ el corazón duele tanto que brota sangre al latir... / y mueren las ilusiones por no tener un abrigo,/ ¡ qué dulce es un pecho amigo que entienda nuestro sufrir!”
Sabemos que siempre estaremos necesitados de esto porque la vida a veces nos hace llorar y sentirnos tristes y abrumados porque alguien nos lastimó o ciertas circunstancias nos obligaron a pasar por trances dolorosos la pérdida de un ser querido, la ausencia de un ser amado, la soledad , un mal momento económico, las enfermedades, un desamor, un sueño roto... en fin, nos llegan momentos tan difíciles que solo la compañía y la compresión de un buen amigo o amiga nos conforta, nos arropa y nos da la fuerza para seguir...
Cuando podemos tener ese “regalo de amistad “medicinal” tan sincero y cálido debemos sentirnos privilegiados y lo somos pues nada en este mundo se puede comparar con la dicha de tener “ese amigo” que sabe de nuestro dolor , lo comparte y nos da valor para poder mirar a la vida de frente... ¡ ese amigo o amigos son invaluables !
Pero el AMIGO, así con mayúsculas, es Jesús, el Hijo de Dios, el que se hizo hombre para poder conocer mejor nuestro corazón y darnos el apoyo y el amor que necesitamos siempre, pero más, en algunos momentos de nuestra vida.
Jesús sabía que íbamos a sufrir y por eso se quedó en el Sagrario y por eso y en ese pedacito de pan está su Cuerpo, su Sangre y su Divinidad.
¡Amigo del hombre ! Pero más amigo, y sabe querer especialmente, a los que sufren, amigo de los enfermos, amigo de los jóvenes que batallan con arrojo para conservarse puros y limpios en este “mar” de sugestiones nocivas y tentaciones de pecado, amigo de los niños, de los que mueren de hambre, de los que están sin libertad a pesar de ser inocentes, de los que no tienen trabajo de los ancianos que viven en olvido y desamor...
El es el AMIGO que nuca se cansa de esperar, que es fiel, que siempre escucha y que sabe perdonar y hasta disculpa cuando nos alejamos y nos olvidamos de El.... Y El seguirá esperando con el mismo cariño, con la misma ternura para abrazarnos y secar nuestras lágrimas al volver a Él, porque nada hay que se le pueda comparar ya que dando su vida en la cruz, sus brazos están abiertos para recibirnos y sabemos que no hay amor más grande que el que da su vida por un amigo. Es por eso que ÉL, es EL AMIGO MEJOR Y MÁS AMIGO QUE PODEMOS TENER.
Termino ofreciéndoles estas palabras del P. Ignacio Larrañaga:
“ Llegaste a mi humilde y discretamente, para ofrecerme tu amistad. Me elevaste a tu nivel, bajándote tu al mío, y deseando un trato familiar, pleno de abandono. Quieres que tu amistad sea fecunda y productiva, para mi mismo y para los demás. Dios amigo del hombre. Creador amigo de la creatura. Santo amigo del pecador. Eres el amigo ideal, que nunca falla en su fidelidad y nunca se rehúsa a sí mismo. Al ofrecimiento de tan magnífica amistad, quisiera corresponder como Tú lo esperas y mereces procediendo siempre como tu amigo. Amén”.
DOS TORTOLAS OFRECIDAS EN SACRIFICIO (PADRE CRISTIAN HERNAN ANDRADE)
La Redención tiene infinitas facetas para que nuestro corazón, en meditación, las descubra. Cuando rezamos el cuarto misterio gozoso del Santo Rosario, por ejemplo, meditamos la Presentación de Jesús en el templo. Y sabemos que allí recordamos la celebración de un rito que el pueblo judío heredó de las leyes de Moisés: se presentaba a Dios al hijo primogénito en el Templo, en forma de sacrificio. Y la costumbre de los humildes era presentar dos tórtolas como ofrenda. Cuando aquel día José y María ofrecieron a Jesús en el Templo se vivió un anticipo de lo que ocurriría luego: el Cordero de Dios iba a ser verdaderamente ofrecido en sacrificio, para la Salvación de toda la humanidad. Allí el anciano Simeón profetizó a María que su corazón iba a ser traspasado por una espada, por el destino de Cruz que su Hijo iba a enfrentar.
Aquí se esconde un gran misterio: se ofrecieron entonces dos tórtolas como símbolo de sacrificio a Dios. Ellas representaban a Jesús y también a María. Se ofreció en sacrificio al Redentor y a la Corredentora, juntos inseparablemente en la obra de la Salvación. Dios Padre recibió la ofrenda de Su propio Hijo y también la de la Criatura más perfecta, verdadera Arca que contuvo y dio su naturaleza humana al Salvador.
Las dos tórtolas ofrecidas en sacrificio en Jerusalén dos mil años atrás unieron indisolublemente a Madre e Hijo en la obra de la Salvación, frente a Dios Padre. Jesús murió física y místicamente por nosotros en la Cruz, pero su Madre lo siguió en todo momento, de tal modo que también sufrió místicamente la Pasión de su Hijo amado. Así, el misterio de la Redención va unido al de la Corredención de María.
El único y verdadero Salvador de la humanidad no quiso en ningún momento tener a Su Madre lejos de él: espiritualmente ellos siempre estuvieron unidos, como lo están ahora. Estos tiempos son importantes para recibir de nuestra Madre Celestial el consuelo y la guía para que lleguemos a su Hijo. Porque como dijo San Luis Grignion de Montfort: María es el camino más corto y seguro para llegar a Jesús.
¡Jesús y María, sean la Salvación del alma mía!
martes, 30 de agosto de 2011
lunes, 29 de agosto de 2011
sábado, 27 de agosto de 2011
MENSAJES DE MEDJUGORJE AGOSTO 2011
Ultimo Mensaje, 25 de agosto de 2011
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a orar y a ayunar por mis intenciones, porque satanás quiere destruir mi plan. Aquí inicié con esta parroquia y he llamado al mundo entero. Muchos han respondido, sin embargo, es enorme el número de aquellos que no desean escuchar ni aceptar mi invitación. Por eso, ustedes que han dicho Sí, sean fuertes y decididos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Ultimo Mensaje, 2 de agosto de 2011 - Aparición a Mirjana
“Queridos hijos: hoy os invito a renacer en la oración y a que con mi Hijo, por medio del Espíritu Santo, seáis un pueblo nuevo. Un pueblo que sabe que si pierde a Dios se pierde a sí mismo. Un pueblo que sabe que, no obstante todos los sufrimientos y pruebas, está seguro y a salvo con Dios. Os invito a que os reunáis en la familia de Dios y a que os reforcéis con el poder del Padre. Individualmente, hijos míos, no podéis detener el mal que quiere reinar en el mundo y destruirlo. Sin embargo, por medio de la voluntad de Dios, todos juntos con Mi Hijo, podéis cambiarlo todo y sanar el mundo. Os invito a orar con todo el corazón por vuestros pastores, porque Mi Hijo los ha elegido. ¡Os estoy agradecida! ”
Quote of the day ( 28 de agosto de 2011 )
( From mensaje, 25 de noviembre de 2002 )
ENLACE A LA PAGINA DONDE SE ACTUALIZAN LOS MENSAJES (PULSA LINK)
viernes, 26 de agosto de 2011
EL COMBATE ESPIRITUAL
Hermanos:
Sacad vuestra fortaleza del Señor y de su valiosa omnipotencia. Revestíos de la armadura de Dios, para poder resistir a las asechanzas del demonio. Que nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra los principados y potestades, contra los amos y señores de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que andan por las regiones del aire.
Por eso, echad mano de la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, vencidos todos los enemigos, quedar dueños del campo. Estad firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad, protegidos con la coraza de la justificación, y calzados los pies con el celo por el Evangelio de la paz. Embrazad, en todo momento, el escudo de la fe, para poder inutilizar los dardos de fuego del maligno. Tomad el yelmo de la salud y la espada del espíritu, que es la palabra de Dios.
Con toda suerte de oraciones y súplicas, orad en todo momento a impulsos del Espíritu, y velad en común en toda reunión y súplica a favor de todos los fieles. Y pedid también por mí, para que Dios me conceda el poder hablar y anunciar con toda libertad el misterio contenido en el Evangelio, del cual soy embajador, aunque encadenado; pedid para que libremente sepa hablar de él, como debo hacerlo.
Para que también vosotros conozcáis mi situación y cómo me encuentro, os informará de todo Tíquico, mi amado hermano y fiel ministro en el Señor. Os lo envío con este fin, para que os lleve noticias nuestras y dé ánimo a vuestros corazones.
Paz a los hermanos, y caridad en unión con la fe, de parte de Dios Padre y de Jesucristo, el Señor. La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo, que vive la vida incorruptible.
De la carta del Apóstol San Paulo a los Efesios 6, 10-24
PADRE CRISTIAN HERNAN ANDRADE... ¿ ME SIENTO PREPARADO PARA MORIR EN ESTE MOMENTO?
La muerte, maestra de vida II. La vida, de la que tanto se habla, es uno de los dones que más se pisotean. ¿Qué es para ti?
Nos vamos a fijar ahora en los efectos que produce la muerte. Recordemos serenamente, fríamente lo que hace con nosotros la muerte.
En primer lugar, la muerte te separa de todo, es un adiós a los honores, a la familia, a los amigos, amigas, a las riquezas, es un adiós a todo. Por eso, si un día tengo que separarme a la fuerza de todo, es absurdo apegarme desordenadamente a tantas cosas. Cuanto más apegado estés, más doloroso será el desgarrón. El ideal es vivir tan desprendido que, cuando llegue la muerte, tenga poco que hacer.
Pero lo más importante es que la muerte determina lo que será mi eternidad. Como el fotógrafo fija un momento concreto en una placa, así la muerte fija las posiciones del alma, y del lado que cayeres, izquierdo o derecho, así permanecerás toda la eternidad. Ya no se podrá cambiar nada.
Aunque hubiera una sola posibilidad entre cien de morir mal, habría que tener mucho cuidado.
Tratándose del asunto más importante de mi existencia, no puedo andar con probabilidades, sino con certezas. La máximas seguridades son pocas. Ninguno de nosotros está confirmado en gracia, ninguno de nosotros puede afirmar que no se perderá eternamente, ningún santo estuvo seguro de ello durante su vida. Mi situación a la hora de morir quedará eternamente fija, no podrá ya cambiar: me salvé, no me salvé. Será para siempre.
La muerte, en tercer lugar, cierra el tiempo de hacer méritos. Después que el árbitro toca para finalizar el encuentro de fútbol, no valen las jugadas ni los goles, se ganó o se perdió. Lo que señala el marcador es lo que queda. Si a la hora de mi muerte he ganado pocos méritos, con esos pocos méritos me quedaré para la eternidad. Quedará solo el lamentarse por no haber aprovechado mejor la vida, la única vida que tenía.
Tú te preparas para un examen, te arreglas para una fiesta. Para el momento del cual depende toda tu eternidad...¿te preparas? ¿Estás preparado en este momento? ¿Estás preparado siempre, o, al menos, casi siempre? ¿Podría morirme tranquilamente este día? Si no, ¿por qué? ¿Me siento preparado para dar ese paso? es decir, ¿he llenado mí vida hasta este momento?
Conviene no dejar pasar un solo día sin llenarlo de algo grande y bueno, de méritos, porque, de la misma manera que se me han ido de la mano tantos días vacíos o casi vacíos, se me irán en lo sucesivo, si es que no pongo un remedio eficaz.
Pero, “hay tiempo todavía, no hay por qué preocuparse ahora”. Eso parecería lógico, el no preocuparse, si se supiera el día y la hora. Pero no lo sabes. ¿Quién te asegura que no anda lejos.?
“Ya me prepararé cuando llegue la hora...” Creo que esto es absurdo, porque hay muertes fulminantes, imprevistas, como la de los accidentes, las repentinas, etc. Hay muchas muertes en que el interesado ni se da cuenta. Y, aunque me quedase mucha vida por delante, y conociese el día de mí muerte, sería imperdonable y estúpido vivir de cualquier manera, porque sería echar a perder esa vida. ¿Qué caso tiene echar a perder toda la vida, menos los últimos días o momentos? ¿La vida es para eso?
Tenemos una eternidad para descansar y una vida bien breve para trabajar y hacer méritos. Anticipar las vacaciones no es bueno, porque salimos perdiendo. Si la muerte cierra el tiempo de merecer, entonces, mientras tenemos tiempo por delante, habrá que aprovecharlo y no dejarlo ir de las manos. ¡Qué poco apreciamos la vida!. Nos damos cuenta verdaderamente de lo que vale la vida en una enfermedad.
Dicen muchos que el tiempo es dinero. Que se queden con el dinero. Que es placer. Que aprovechen. Para otros el tiempo es Reino de Dios, es cielo, es eternidad feliz... ¿Qué escoges tú? ¿Qué es para ti la vida y el tiempo?
Nos vamos a fijar ahora en los efectos que produce la muerte. Recordemos serenamente, fríamente lo que hace con nosotros la muerte.
En primer lugar, la muerte te separa de todo, es un adiós a los honores, a la familia, a los amigos, amigas, a las riquezas, es un adiós a todo. Por eso, si un día tengo que separarme a la fuerza de todo, es absurdo apegarme desordenadamente a tantas cosas. Cuanto más apegado estés, más doloroso será el desgarrón. El ideal es vivir tan desprendido que, cuando llegue la muerte, tenga poco que hacer.
Pero lo más importante es que la muerte determina lo que será mi eternidad. Como el fotógrafo fija un momento concreto en una placa, así la muerte fija las posiciones del alma, y del lado que cayeres, izquierdo o derecho, así permanecerás toda la eternidad. Ya no se podrá cambiar nada.
Aunque hubiera una sola posibilidad entre cien de morir mal, habría que tener mucho cuidado.
Tratándose del asunto más importante de mi existencia, no puedo andar con probabilidades, sino con certezas. La máximas seguridades son pocas. Ninguno de nosotros está confirmado en gracia, ninguno de nosotros puede afirmar que no se perderá eternamente, ningún santo estuvo seguro de ello durante su vida. Mi situación a la hora de morir quedará eternamente fija, no podrá ya cambiar: me salvé, no me salvé. Será para siempre.
La muerte, en tercer lugar, cierra el tiempo de hacer méritos. Después que el árbitro toca para finalizar el encuentro de fútbol, no valen las jugadas ni los goles, se ganó o se perdió. Lo que señala el marcador es lo que queda. Si a la hora de mi muerte he ganado pocos méritos, con esos pocos méritos me quedaré para la eternidad. Quedará solo el lamentarse por no haber aprovechado mejor la vida, la única vida que tenía.
Tú te preparas para un examen, te arreglas para una fiesta. Para el momento del cual depende toda tu eternidad...¿te preparas? ¿Estás preparado en este momento? ¿Estás preparado siempre, o, al menos, casi siempre? ¿Podría morirme tranquilamente este día? Si no, ¿por qué? ¿Me siento preparado para dar ese paso? es decir, ¿he llenado mí vida hasta este momento?
Conviene no dejar pasar un solo día sin llenarlo de algo grande y bueno, de méritos, porque, de la misma manera que se me han ido de la mano tantos días vacíos o casi vacíos, se me irán en lo sucesivo, si es que no pongo un remedio eficaz.
Pero, “hay tiempo todavía, no hay por qué preocuparse ahora”. Eso parecería lógico, el no preocuparse, si se supiera el día y la hora. Pero no lo sabes. ¿Quién te asegura que no anda lejos.?
“Ya me prepararé cuando llegue la hora...” Creo que esto es absurdo, porque hay muertes fulminantes, imprevistas, como la de los accidentes, las repentinas, etc. Hay muchas muertes en que el interesado ni se da cuenta. Y, aunque me quedase mucha vida por delante, y conociese el día de mí muerte, sería imperdonable y estúpido vivir de cualquier manera, porque sería echar a perder esa vida. ¿Qué caso tiene echar a perder toda la vida, menos los últimos días o momentos? ¿La vida es para eso?
Tenemos una eternidad para descansar y una vida bien breve para trabajar y hacer méritos. Anticipar las vacaciones no es bueno, porque salimos perdiendo. Si la muerte cierra el tiempo de merecer, entonces, mientras tenemos tiempo por delante, habrá que aprovecharlo y no dejarlo ir de las manos. ¡Qué poco apreciamos la vida!. Nos damos cuenta verdaderamente de lo que vale la vida en una enfermedad.
Dicen muchos que el tiempo es dinero. Que se queden con el dinero. Que es placer. Que aprovechen. Para otros el tiempo es Reino de Dios, es cielo, es eternidad feliz... ¿Qué escoges tú? ¿Qué es para ti la vida y el tiempo?
jueves, 25 de agosto de 2011
SOR TERESITA HABLA CON SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
Sor Teresita tiene 103 años y la mayor parte de su vida la ha pasado en el convento de Buenafuente del Sistal. Nada más y nada menos que 84 años de vida consagrada a Dios. En los últimos días anda muy ilusionada porque en agosto, dejará las dependencias conventuales para venir a Madrid a ver al Papa durante el encuentro que Benedicto XVI mantendrá con religiosos durante las Jornadas Mundiales de la Juventud.Sor Teresita, Valeria en la vida real, era la mayor de siete hermanos y una mujer joven muy normal a la que le gustaba hacer bromas con uan de sus hermanas. A los 19 años sintió la llamada de Dios y desde entonces ha vivido en el Convento de Buenafuente del Sistal en Guadalajara. Una curiosidad, sor Teresita se metió a monja el mismo día que nació el Papa, Benedicto XVI.
Hay tareas que la madre Teresita no abandona pese a su edad, 103 años, como leer cada día el periódico y aunque lleva 84 años en el Convento no echa nada de menos para ser feliz, asegura que "La felicidad se siente siguiendo cada uno su vocación, porque de otra forma se pregunta ¿quién puede estar aquí 84 años sin ser feliz?".
Sor Teresita ha participado junto a otras nueve monjas de clausura en un libro titulado '¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?' y tiene la respuesta dedicar su vida a la oración por los demás "el don más grande que he recibido en estos cien años ha sido la oración. Sin ella no se puede sostener uno".
Y a sus jóvenes 103 años, Sor Teresita espera con ilusión el día 19 de agosto cuando participará junto a mas religiosas en un encuentro con el Santo Padre enmarcado en la JMJ que se va a celebrar en Madrid.
domingo, 21 de agosto de 2011
LO IMPORTANTE QUE ERES PARA DIOS ... ESPERA HERMANO DIOS TE PURIFICA DE TUS PECADOS PARA QUE SEAS FELIZ
Érase una vez un granito de trigo, pequeño y sencillo, que quería ser santo y llegar hasta el cielo. Y se ofreció a Dios... y se puso en sus manos de buen sembrador. Y el Señor, de inmediato, con mucho cariño, lo colocó en tierra buena y lo cuidó como a un niño.
Pero el granito, gritaba..., pasaba las noches oscuras, a solas, con miedo y con frío, muriendo a sí mismo. Pero, sin saberlo, renacía a una vida más hermosa y bella.
Y empezó a crecer como espiga, débil y temerosa, azotada por las lluvias y mecida por los vientos. Y fue creciendo, creciendo y creciendo acariciada por el sol, y soñaba y soñaba... y pedía y oraba.
Cuando estuvo madura, un día de estío se presentó el segador. Y ella, alarmada, gritaba y decía: “A mí no, porque yo estoy destinada a ser santa y elevarme hasta el cielo”. Pero el hombre, tal vez distraído, metió la hoz, despiadado, y quebró sus ensueños de oro.
“Oh Señor”, clamó entonces la espiga, “ya no puedo llegar a tus brazos. Sálvame mi Señor, que me muero”. Pero el Señor, cual si nada escuchase, respondió con un largo silencio... Y aquel hombre, tomando la espiga, bajo el trillo la puso al momento... Y los granos crujieron... y cual sarta de perlas preciosas, por la era rodaron deshechos.
Y vinieron más hombres y metieron los granos de trigo en un saco viejo, llevándolos luego al molino, donde finísimo polvo se hicieron. Y la harina seguía llorando. Mientras, arriba en el cielo, seguían callando... y, aquí abajo, seguían moliendo.
Y, ¿por qué callaría Jesús? Y, ¿por qué, si era pura e inocente, le negaba el consuelo? Pero ella obediente, seguía sufriendo... Y Jesús preparaba la harina. Y una hostia bellísima hicieron... por fin el grano, espiga, harina, en Jesús se fundieron.
Pero el granito, gritaba..., pasaba las noches oscuras, a solas, con miedo y con frío, muriendo a sí mismo. Pero, sin saberlo, renacía a una vida más hermosa y bella.
Y empezó a crecer como espiga, débil y temerosa, azotada por las lluvias y mecida por los vientos. Y fue creciendo, creciendo y creciendo acariciada por el sol, y soñaba y soñaba... y pedía y oraba.
Cuando estuvo madura, un día de estío se presentó el segador. Y ella, alarmada, gritaba y decía: “A mí no, porque yo estoy destinada a ser santa y elevarme hasta el cielo”. Pero el hombre, tal vez distraído, metió la hoz, despiadado, y quebró sus ensueños de oro.
“Oh Señor”, clamó entonces la espiga, “ya no puedo llegar a tus brazos. Sálvame mi Señor, que me muero”. Pero el Señor, cual si nada escuchase, respondió con un largo silencio... Y aquel hombre, tomando la espiga, bajo el trillo la puso al momento... Y los granos crujieron... y cual sarta de perlas preciosas, por la era rodaron deshechos.
Y vinieron más hombres y metieron los granos de trigo en un saco viejo, llevándolos luego al molino, donde finísimo polvo se hicieron. Y la harina seguía llorando. Mientras, arriba en el cielo, seguían callando... y, aquí abajo, seguían moliendo.
Y, ¿por qué callaría Jesús? Y, ¿por qué, si era pura e inocente, le negaba el consuelo? Pero ella obediente, seguía sufriendo... Y Jesús preparaba la harina. Y una hostia bellísima hicieron... por fin el grano, espiga, harina, en Jesús se fundieron.
viernes, 12 de agosto de 2011
miércoles, 10 de agosto de 2011
martes, 9 de agosto de 2011
NADIE MEJOR QUE DIOS ... MARIA GARCIA DE LOS SANTOS ( DESCANSE EN PAZ AMEN)
María García Los Santos nace en San Sebastián, el 7 de marzo de 1971 y fallece como consecuencia de un accidente de tráfico. ( EN PAZ DESCANSE )
Oraciones y consideraciones para mi vida.
La oración del hombre a Dios refleja mucho de su vida, al tratar a las personas conocemos parte de su vida, pero no toda su vida, sólo Dios conoce el interior del hombre, así que voy a ir escribiendo "del cuadernillo lila" escritos sueltos, desordenados, pero que reflejan un modo de querer vivir. Son frases cortas y otras más largas, unas propias y otras leídas u oídas.
Pero por favor, de poco sirven si sólo las lees, están escritas para que hagas oración. Díselas al Señor despacio, y no leas todas seguidas, hazlo poco a poco. Seguro que alguna te servirá, a María sí que le sirvieron.
INFORMACION SACADA DE :
http://www.maria-garcia.com/
Oraciones y consideraciones para mi vida.
La oración del hombre a Dios refleja mucho de su vida, al tratar a las personas conocemos parte de su vida, pero no toda su vida, sólo Dios conoce el interior del hombre, así que voy a ir escribiendo "del cuadernillo lila" escritos sueltos, desordenados, pero que reflejan un modo de querer vivir. Son frases cortas y otras más largas, unas propias y otras leídas u oídas.
Pero por favor, de poco sirven si sólo las lees, están escritas para que hagas oración. Díselas al Señor despacio, y no leas todas seguidas, hazlo poco a poco. Seguro que alguna te servirá, a María sí que le sirvieron.
- En la Vida de Cristo está nuestra vida.
- Señor, nada quiero reservarme, todo es tuyo.
- Hay que convertir todo lo que se hace en oración.
- Siempre fieles, siempre alegres, con alma y con calma.
- Se avanza a lo largo del día a golpe de contrición y de acciones de gracias.
- Hay que entregar la vida y así recibir luego la Vida.
- Me dijeron, estás perdiendo el tiempo, esperaba al autobús. No pierdo el tiempo, rezo, nadie pierde el tiempo si está rezando y además, en ocasiones, puede ser el mejor aprovechamiento del tiempo.
- La felicidad consiste en administrar bien los dones que Dios nos ha dado y nos sigue dando.
- Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desoigas nuestras súplicas en las necesidades que te presentamos, antes bien líbranos de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.
- El cristiano que conoce la resurrección de Cristo da fe de ella porque vive resucitado y resucitando.
- La meta es única. Los caminos muchos, pero hay que elegir uno. Caminemos, comparamos con el elegido, rectificamos el rumbo y así toda nuestra vida. En ocasiones habrá que cambiar de camino, pero nunca la meta. Porque la meta es única, la meta está en el cielo.
- Nadie es tan dichoso como un verdadero cristiano (Pascal).
- Muchas veces he oído o leído que, hay que amar la voluntad de Dios, que hay que estar desprendida de los bienes materiales, que nuestra vida es para Dios, que hay que amar al prójimo como Cristo nos amó, que hay que cargar con su cruz, que no debo esperar cariños humanos, que hay que aceptar la muerte cuando Dios quiera, y otras cosas parecidas. Pero pocas de estas cosas se entienden si no he tomado previamente la decisión firme e incondicional de la entrega, además es entonces cuando he comenzado a vislumbrar la felicidad, que es sinónimo de santidad, aunque esta palabra esté algo desgastada en nuestro tiempo.
- El cuerpo de Nustro Señor Jesucristo, perdone mis pecados, me haga fuerte en mis debilidades y me guarde para la vida eterna, amén.
- De la vida interior, es uno de los sitios, de donde se saca la fortaleza para actuar.
- Haz que viva de Ti, Señor.
- Alma calma, y todo para la gloria de Dios.
- Estoy esperando ver qué dice Dios.
- No dejes, Señor, que te abandone, yo sé que tú no me dejas, y si yo no te dejo, tu sangre a través de la comunión diaria se mezcla en mis venas y me fortaleces. ¿Por qué me quejo entonces? ¿Por qué la intranquilidad? Se que habrá momentos o temporadas en los que estaré más fría, como el sarmiento en invierno, pero si está unido a la vid, que es Cristo, pasará y llegará la primavera. "Yo soy la vid verdadera,... (Jn. 15) Permaneced en mí, y yo en vosotros. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos... Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecieren en vosotros, cuanto quisiereis pedidlo, y lo obtendréis".
- El quicio de mi santidad es el estudio, luego lo será el trabajo.
- Renueva tu alegría santa porque frente al hombre que se desintegra sin Cristo, se alza el hombre que ha resucitado con Él (Beato Josemaría).
- Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar y y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
- Mi arma es la oración.
- Si Dios está con nosotros. ¿Quién contra nosotros?
- La castidad la tenemos que vivir todos: solteros, casados, homosexuales, ...
- Hay que ser para las necesidades del alma "como fichas mentales" para que surjan espontáneas en las necesidades de nuestra vida, y resolvamos los problemas que se nos plantean.
- La oración diaria facilitará el retorno a Dios tras el pecado.
- En cuantas más cosas materiales pongamos ilusiones, menos unidos estaremos a Jesucristo.
- Pasión de Cristo, confórtame. No permitas que me aparte de Ti. De mis enemigos defiéndeme.
- ¿Cómo tener las naves quemadas?
- Quiero hacer todo con oración, mortificación, orden y alegría.
- Miremos mucho a la Cruz.
- La Eucaristía es más bien, para los fuertes y santos que para los flojos y enfermos.
- Santa Teresa decía -¿Qué hospedaje le damos al señor cuando comulgamos? El hará de nosotros según le tratemos. El el mejor momento para negociar.
- Señora, que vea.
- Es importante que tenga en cuenta que, las gracias que Dios da a cada persona para que entienda, son distintas, dependen entre otras cosas del lugar en que se encuentra en ese camino de la vida interior.
- No quiero bajar el listón de la vida interior, es más, quiero subirlo, aunque se de poco en poco.
- El cristiano es la única criatura alegre, porque su fe jamás lo decepciona (Paul Claudel).
- Imaginación y memoria, siempre sujetas.
- Cada día ver su propio fin.
- Para tratar más al Espíritu Santo me fijaré más en sus siete dones.
- Los discípulos estaban casi ocultos en el cenáculo después de la ascensión por miedo a los judíos. Pero con la venida del Espíritu Santo, entre otros dones, qué fortaleza recibieron para actuar y sufrir lo necesario por Jesucristo. ¿Actúo yo así? Debo aprender a ser valiente. Se lo pediré al Espíritu Santo con fe.
- El trabajo es servicio.
- Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A tí, celestial Princesa, Virgen Sagrada, María, yo te ofrezco en este día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
- ¿En qué o en quién pienso, cuando no pienso en Dios, o en los demás por Dios?
- Tengo que estar preparado para la vida y para la muerte, y también para la Vida (en Dios, los santos y tantos seres queridos).
- Cristo está pasando continuamente a nuestro lado, sería una pena que nosotros fuéramos los últimos en enterarnos (Beato Josemaría).
- La oración es el cimiento de nuestro edificio espiritual.
- Gloria al Padre que me creó y me mantiene en el ser. Gloria al Hijo que me redimió y me dio ejemplo de vida. Gloria al Espíritu Santo que me santifica y me mantiene en el conocimiento de Jesucristo. Gloria a Santa María, mi Madre, Consoladora de los afligidos, Auxilio de los cristianos, puerta del Cielo y gloria de San José, mi padre y señor, maestro de vida interior, protector de las familias maestro de la buena muerte.
- Cristo es nuestro camino, ¿ conozco su vida?, ¿la medito?, ¿la estudio?
- Decir basta a la vida interior es como morir a la gracia.
- Jesús es nuestro modelo y el Espíritu Santo nuestro modelador.
- Para seguir a Cristo hay que dejarlo todo, como el ciego Bartimeo.
- Son buenas las afirmaciones explícitas, de amar la vida recibida de Dios a través de nuestros padres.
- Madre del Amor Hermoso, cuida de nosotros.
- ¡Oh, Señora mía! ¡Oh, Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Vos; y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día: mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy toda vuestra, oh, Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra.
- Si para aprender matemáticas u otra asignatura nos dan tantas horas de clase, ¿cómo no hacemos lo mismo para aprender a ser felices?
- Hay inquietudes producidas por situaciones transitorias, es bueno entonces pensar en el después, fijarnos en la idea que pronto pasará, esto disminuye nuestra inquietud e incluso puede casi, hasta anularla. De todas formas siempre ofreciéndolo por algo o por alguien, y siempre con Cristo en la Cruz, por nuestros pecados y por los del mundo entero.
- El Señor es el camino para encontrar la felicidad perdida.
- Estar pendiente de los demás.
- Mi alegría tiene que notarse.
- Tengo que vivir de acuerdo a una norma interna que me es propia, si vivo según normas externas que me son ajenas, no estoy bien. Es la diferencia entre ser educado y comportarse educadamente.
- Corazón dulcísimo de María, afiánzame en el camino.
- Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía. Jesús, José y María, en Vos descanse en paz el alma mía.
- Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío.
- La lucha crea un hábito bueno, una virtud, si no hay lucha también se crea un hábito, pero en este caso es un hábito malo, un defecto.
- Madre, Madre mía.
- Arcángel san Miguel, defendednos en la lucha, sed nuestro amparo contra las perversidades y asechanzas del enemigo. Reprímale Dios pedimos suplicantes. Y vos Príncipe de la milicia celestial lanzad al infierno con el divino poder a Satanás y a todos los malignos espíritus que van por el mundo perdiendo las almas. Amén.
- Yo sola no puedo, pero con Ella, sí.
- El primer libro de religión para los niños, -además el mejor- son sus padres. Que no se me olvide nunca.
- San Agustín empezó tarde, pero corrió mucho después.
- ¿Rectifico la intención cuando me equivoco?
- Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh buen Jesús! óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de la muerte, llámame. Y mándame ir a ti, que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén (San Ignacio).
- Tomad, Señor, y recibid mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, toda mi voluntad; todo mi haber y poseer. Vos me los disteis; a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed según vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y gracia, que esto me basta (San Ignacio).
- Yo, y todos, somos cristianos gracias a Ella.
- Me ha venido bien esquematizar la misa, para evitar las distracciones, para estar más pendiente de las palabras que dice el sacerdote y de lo que tengo que contestar yo. Trato de decirle al Señor, en mi interior, lo que le dice el sacerdote.
- La madurez se alcanza cuando iluminados por la razón y la fe, discernimos entre lo esencial y lo accesorio.
- ¿Inquietud? ¿Tristeza? Si soy hija de Dios. ¿He acudido a la Virgen?
- Hay gente que, va detrás de las cosas porque cree le dan la felicidad, va corriendo y corriendo tras ellas, hasta que consiguiéndolas se da cuenta de que tampoco es feliz. Sólo Dios es capaz de colmar el ansia de felicidad que encierra el corazón del hombre.
- Cristo es el ancla de nuestra salvación.
- Las virtudes naturales se aumentan con el ejercicio, pidamos las sobrenaturales.
- Cada uno es guardián de su propia alma.
- El camino del cielo es el camino de Cristo, sigámosle, su vida fue de oración, sacrificio, trabajo silencioso, entrega a los demás, también compartía situaciones entrañables como en Betania. Daba doctrina, dirigía las almas y velaba por la unidad.
- Al entrar en casa o recibir a alguien, debo dejar aparte mis preocupaciones.
- Jesucristo debe ser el centro y el fin de mi vida.
- Cada día lo debo vivir como único.
- Ven Espíritu Santo, guarda los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
- Debo buscar la presencia de Dios en todo momento.
- Más oración y más mortificación.
- Angel de la Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. Si me desamparas que será de mí, Ángel de la Guarda ruega a Dios por mí.
- ¿Inquietud? Podrá existir una razón fisiológica y tendrá su medicina adecuada, pero antes tendré que examinarme de: ¿Qué estoy haciendo mal? ¿ No será que he bajado la guardia? ¿No será que he descuidado algo? ¿Me he retrasado sin motivo justificado en temas familiares, de trabajo, etc.? ¿No será que rezo menos? ¿No será que no me preocupo de los temas de Dios? Solución: rectificar o descanso y medicamentos. Ofrecer esta inquietud. ¿Dolor? Acompañar a Cristo en la Cruz y ofrecer por lo que Dios tenga previsto como más oportuno.
- Dios mío, que no deje cada día, ni cada momento de ofrecerte; todo lo que tengo material, nada es mío, todo me lo has dado tú, Señor, soy un administrador que deberá dar cuenta de los bienes recibidos, son para ti, para tu gloria, quiero estar desprendido de verdad, ayúdame. Te ofrezco también todo lo que soy, pero si lo bueno que pueda tener, lo he recibido de ti, y es lo malo que tengo lo que yo he acumulado con mi pecado: ¿De qué entonces tanta soberbia? No debo esperar nada de las personas, nada merezco, si me dan, agradecida estaré. En una palabra toda mi vida es para ti.
- Acepto y amaré desde este momento todo tipo de dolor físico que tenga, también cualquier dolor moral, y la muerte que tengas prevista para mi, cuando quieras, como quieras, donde quieras, quiero estar preparada para ello, estaré preparada con tu gracia para ese momento, pero te pido que tu Madre, y Madre mía, me coja de la mano y me arrastre al cielo. Allí la gloria para siempre.
- Hasta que me llegue la hora de la muerte, quiero quererte más y que los demás te quieran más, dame luz y fortaleza para tener más fe, que me sienta hija tuya de verdad, sé que lo soy, pero no vivo como tal, ayúdame.
- Quiero acepar en todo tu voluntad; Hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente exaltada la justísima y amabilísima voluntad de Dios, sobre todas las cosas. Amén. Amén. Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como quieras, quiero cuanto quieras (Beato Josemaría).
- Ayúdame a ser más rezadora, a ser más alegre, a ser más mortificada, y siempre sujeta a tu Cruz, Señor.
- En cada momento quiero ver almas, a cada alma en particular, pues tu estas en ellas. Que el Espíritu Santo, dulce huésped del alma, me haga ver a Cristo en los que me rodean y les hable de lo que mi corazón rebosa, que no es otro que tu amor.
- Muchas veces me cuesta sonreír, por eso aconsejo que un día a la semana, es mejor concretar cual, trate de no perder la sonrisa en ningún momento con la gente. Ofreceré este sacrificio por el Papa.
- Muchas veces deberé repetir machaconamente, para memorizar, todo lo que mi alma necesita aprender, esta es una clave para mejorar en la lucha ascética, he puesto "clave" con minúscula, para diferenciarla de la "Clave" con mayúscula que es Dios, y de la gracia que nos llega a través de María.
- He oído hablar del minuto heroico, como ese momento del día en el que suena el despertador, bueno, creo que para mí es segundo heroico, es mi propósito levantarme sin ningún miramiento. Pero este minuto heroico se prolonga a lo largo del día numerosas veces, cuando me encuentro ante el deber que deberé cumplir.
- Me confieso con frecuencia, pero deberé esforzarme en amar más la confesión.
- Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado de Vos. Yo pecador animado de tal confianza, acudo a Vos, oh Madre de las Vírgenes, delante de Vos me presento, no queráis, oh Madre del Verbo, despreciar mis palabras, antes bien, oírlas, bendecirlas y cumplirlas. Amén.
- Buscar, encontrar, tratar y amar a Jesucristo. Un programa para toda la vida.
- Dios te salve María, hija de Dios Padre, Dios te salve María, Madre de Dios Hijo, Dios te salve María, esposa de Dios Espíritu Santo.
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